viernes, 14 de octubre de 2016

PSICOLOGIA ANALITICA : C. G. JUNG El egoísmo de los enfermos.

PSICOLOGIA ANALITICA : C. G. JUNG El egoísmo de los enfermos.: C. G. JUNG ..Y es precisamente el egoísmo de los enfermos que me obliga, ondas curarlos, a reconocer el profundo significado del egoísm...

C. G. JUNG El egoísmo de los enfermos.

C. G. JUNG ..Y es precisamente el egoísmo de los enfermos que me obliga, ondas curarlos, a reconocer el profundo significado del egoísmo, el cual representa - debería ser ciego para no verlo - una auténtica " voluntad de Dios '. Es decir, si el enfermo puede - y en Esto tengo que ayudarle - a hacer prevalecer su egoísmo, se estrania por los demás y los rechaza volviéndolos volver en sí. Es justo lo que se merecen, dado que querían quitarle su "Sagrado egoísmo", que debe de haberle dejado porque es su fuerza más poderosa y más sana, es - como ya he dicho - una verdadera voluntad de Dios que lo empuja hacia Un aislamiento a menudo total. Este Estado, aunque lo que alguna vez miserable, es al mismo tiempo muy útil: dado que sólo en ella el enfermo puede reconocerse, puede aprender a medir qué bien inestimable es el amor de los demás hombres; y porque solamente en el abandono y en la más profunda soledad se pueden encontrar Las propias fuerzas que vinieron a ayudar. El más que diabólico egoísmo es la vía regia hacia el silencio que la experiencia religiosa más profunda requiere. Es la gran ley del enantiodromía, del vuelco hacia el opuesto que hace posible la transmigración de las mitad enemigas de la que está hecha la personalidad, poniendo fin a la guerra civil. Es como si, en el momento culminante de la enfermedad, el elemento destructivo se robó elemento sanador. El gran desmoronamiento ocurre es decir, en el instante en el que aparecen en los sueños o en las fantasías las razones por las que no se puede demostrar que tengan origen en la conciencia. El hecho de que desde el oscuro reino de la psique se haga encuentro al enfermo de algo ajeno, que no lo se encuentra por lo tanto, más allá de la arbitrariedad personal de este, actúa como una gran iluminación. Encontré el acceso a las fuentes de la vida psíquica, el enfermo empieza a curar "
(C.G. Jung - psiquiatra y psicoterapeuta)

jueves, 13 de octubre de 2016

PSICOLOGIA ANALITICA : El reencuentro del Alma. Cap I ( Alma mía, contigo...

PSICOLOGIA ANALITICA : El reencuentro del Alma. Cap I ( Alma mía, contigo...: El reencuentro del Alma. Cap I ( Alma mía, contigo ha de continuar mi viaje. Contigo quiero andar y ascender a mi soledad.) Cuando tuv...

El reencuentro del Alma. Cap I ( Alma mía, contigo ha de continuar mi viaje. Contigo quiero andar y ascender a mi soledad.)

El reencuentro del Alma. Cap I ( Alma mía, contigo ha de continuar mi viaje. Contigo quiero andar y ascender a mi soledad.)
Cuando tuve la visión del diluvio en octubre de 1913, ésta ocurrió en una época que para mí, como hombre, fue significativa. En aquel entonces, a mis cuarenta años, había alcanzado todo lo que alguna vez había deseado. Había alcanzado fama, poder, riqueza, saber y toda la felicidad humana.
Entonces cesó mi anhelo por el acrecentamiento de estos bienes, el deseo
retrocedió en mí, y me sobrevino el horror.La visión del diluvio me atrapó, y sentí el espíritu de la profundidad, pero no lo comprendí. Él, sin embargo, me forzó con insoportable anhelo interior, y yo dije: “Alma mía, ¿dónde estás? ¿Me oyes? Yo te hablo, yo te llamo, ¿estás allí? He regresado, estoy nuevamente aquí, he sacudido de mis pies el polvo de todas las comarcas, y vine hacia ti, estoy contigo, tras largos años de largo andar he
vuelto a ti. He de contarte todo lo que he visto, vivido, bebido en mí. ¿O no quieres escuchar nada de todo aquello lleno de ruido de la vida y del mundo?
Algo, sin embargo, tienes que saber: una cosa he aprendido, y es que hay que
vivir esta vida. Esta vida es el camino, el camino largamente buscado hacia lo
inasible, que nosotros llamamos divino.No hay ningún otro camino. Todos
los demás caminos son senderos errantes. Yo encontré el camino recto, él me
llevó hacia ti, hacia mi alma. Regreso con temple y purificado. ¿Me conoces
todavía? ¡Cuánto se prolongó esta separación! Todo se ha vuelto tan distinto.
¿Y cómo te encontré? ¡Qué maravilloso fue mi viaje! ¿Con qué palabras he de
describirte los entreverados senderos por los cuales una buena estrella me guió
hacia ti? Dame tu mano, mi alma casi olvidada. Cuán cálida la alegría de volverte a ver, a ti, alma largamente negada. La vida me ha llevado nuevamente hacia
ti. Queremos agradecerle a la vida que he vivido, agradecerle todas las horas
alegres y todas las horas tristes, agradecerle la alegría y el dolor. Alma mía, contigo ha de continuar mi viaje. Contigo quiero andar y ascender a mi soledad.

jueves, 15 de septiembre de 2016

LA SINCRONICIDAD

Sincronicidad:
El significado de las coincidencias en un universo espejo.
La sincronicidad para Jung se vincula con los campos más profundos de la mente humana, siendo en muchos casos una manifestación externa del inconsciente colectivo, a veces materializada a través de símbolos.
Jung creía que las “coincidencias” no solo estaban gobernadas por el azar —siendo que su probabilidad de suceder era tan pocas que podrían considerarse estadísticamente significativas— sino por una dinámica más profunda.
Coincide en esto con el texto gnóstico del Kybalion, que dice:
“Azar no es más que el nombre que se da a una ley desconocida; hay muchos planos de causación”. Y para ampliar la madeja de posibles conexiones, recordemos que Don Juan le dice a Carlos Castaneda, como si fuera un experto jugador de póquer de realidades alternas, que la suerte es una forma de poder.
Al igual que su concepto de los arquetipos, Jung, lo mismo que el físico Wolfgang Pauli, pensaba que la sincronicidad era una expresión de lo que llamaba "unus mundus", una realidad unificada subyacente de la cual todo lo que vemos emerge y a la cual todo regresa.
Este unus mundus es similar a la teoría de la mecánica cuántica de David Bohm expuesta en La Totalidad y el Orden Implicado, en la que se postula la existencia de una especie de mar universal de energía infinita del cual se desdobla —o se explica— el mundo material fenoménico que percibimos, el cual apenas es una ondulación en la superficie de lo inconmensurable.
Para Jung la improbable pero significativa coincidencia de una sincronicidad era posible por el hecho de que tanto el observador como el evento observado a fin de cuentas brotan de una misma fuente, del unus mundus. Es decir, la conexión acausal, a distancia, sin la aparente acción de una fuerza física (conocida) sería posible porque en profundidad todos los eventos y todos los sujetos que perciben un evento no son más que la misma cosa.
El uno es el otro: es el mismo.
Siguiendo este tren de ideas podemos hablar de algo como un “dreamwake continuum“, similar a Alcheringa, el “Tiempo del Sueño” de los aborígenes australianos, en el que se disuelven las fronteras entre lo que soñamos y vivimos, es más, lo que hacemos soñando se filtra a la realidad y se convierte en lo que vivimos —posiblemente las ideas platónicas y los arquetipos que gobiernan el mundo en la psicología jungiana se proyecten a nuestra realidad desde estos espacios astrales de ensueño.
El mismo Jung percibió esta analogía creativa en la sincronicidad:
“La sincronicidad en sentido estricto solo es un caso especial de un orden general acausal que da lugar a actos de creación en el tiempo“.
Una disciplina etérea probablemente rendirá frutos: las imágenes que generamos en el fuero interno —con el fuego interno— se podrán volver vibrantes edificios para experimentar los deseos narrativos más profundos de nuestro espíritu.
Recordemos que Jung escribió que el caso del escarabajo dorado fue el más sobresaliente ejemplo de sincronicidad que vivió.
En el marco del 40° aniversario de la muerte de Carl Gustav Jung, la Dra. Irene Gad contó la siguiente anécdota sincromística:
(...) "La tarde en que Jung murió, una gran tormenta eléctrica estalló sobre su casa en Künsnach, como si la naturaleza misma se hubiera movilizado a reconocer el evento. Y casi justo en el momento en el que murió, un relámpago atronó su árbol favorito en el jardín. Algunos años después Laurens van der Post estaba haciendo una película sobre la vida de Jung. La última secuencia iba a a ser filmada en la casa de Jung".
Laurens van der Post continúa:
"Cuando llegó el momento de hablar directamente a la cámara de la muerte de Jung y empecé a describir cómo un rayo demolió su árbol favorito, otro rayo cayó en el jardín. El relámpago sonó tan fuerte que me produjo un sobresalto. Y hasta la fecha, el sobresalto, el relámpago y el impedimento de habla que me provocó pueden ser vistos en la película, así como el rayo aparece en la pantalla sobre el lago atormentado y los árboles agitados por el vendaval".
El relámpago, se sabe, es el símbolo de la divinidad suprema en diferentes culturas y evoca una especie de muerte luminosa. El árbol evidentemente es el símbolo más común de la vida. Jung se habría servido un festín simbólico para analizar esta, su última sincronicidad. De cualquier forma parece un tributo merecido del universo —un broche de oro Ouroboros— que el padre de la sincronicidad haya dejado el mundo con una sincronicidad tan especial. Un sí celestial, una caravana cósmica o un dios que le cierra el ojo. Y a la vez el rayo en el cielo como un eterno signo de interrogación, de un enigma que pese a tener un momento de desnuda claridad, sigue ahí.

miércoles, 25 de mayo de 2016

DESDE LO PROFUNDO DEL ALMA.



El alma es lo vivo en el hombre, lo vivo y causante de vida por sí mismo. El alma, con astucia y juego engañosos, arrastra a la vida la inercia de la materia que no quiere vivir. Convence de cosas increíbles para que la vida sea vivida. Está llena de trampas para que el hombre caiga, toque la tierra y allí se enrede y se quede, y de ese modo la vida sea vivida; tal como Eva en el paraíso no puede dejar de convencer a Adán de la bondad de la manzana prohibida. Si no fuera por la vivacidad y la irisación del alma, el hombre se hubiera detenido dominado por su mayor pasión, la inercia. Un cierto tipo de racionalidad es su abogado, y un cierto tipo de moralidad le da su bendición. Pero el tener alma es el atrevimiento de la vida, porque el alma es un demonio dispensador de vida, que juega su juego élfico por debajo y por arriba de la existencia humana. (...) Es verdad que el alma es impulso vital, pero además tiene algo extrañamente significativo, algo así como un sabersecreto o sabiduría oculta, en notable oposición con su naturaleza élfica irracional... Este aspecto de sabiduría sólo se manifiesta a quien dialoga con el alma. Sólo ese pesado trabajo deja ver en medida creciente que por detrás del juego cruel con el destino humano hay algo así como una secreta intención que parece corresponder a un conocimiento superior de las leyes de la vida.”

martes, 24 de mayo de 2016

C. G. Jung, La práctica de la psicoterapia, OC vol. 16)




 (Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, La práctica de la psicoterapia, OC vol. 16)


“Carl Gustav Jung (1875-1961) publica en 1902 su primer libro. Desde entonces y hasta su muerte son pocos los años en los que no se edita alguno de sus escritos. La obra levantada durante este periodo de creación ininterrumpida está recogida en esta Obra completa que ahora presentamos en nuestro idioma. (…)

Esperamos que la publicación de esta Obra completa hará posible la creación de una psicología analítica en nuestro idioma y facilitará la investigación antropológica, desde categorías junguianas, de las comunidades históricas que lo hablan. Categorías elaboradas para captar el despliegue de la intrahistoria colectiva, en su diversidad cultural y su unidad de especie, como fundamento de la psique individual.”

(Enrique Galán Santamaría, Presentación de la edición española; en: C. G. Jung, Estudios psiquiátricos, OC vol. I)

“Jung nunca se consideró un adversario de Freud, sino un continuador de su obra. (…)

`Nunca me propuse criticar a Freud, a quien tanto debo. Me ha interesado mucho más continuar por la vía que abrió, promover la investigación de lo inconsciente, tan tristemente desdeñada por su propia escuela’. [C. G. Jung]

(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Freud y el psicoanálisis, OC vol. 4)

“Jung se presenta continuamente como un empírico. Y siempre fue esa su respuesta a quienes le tenían por místico, cuando no visionario. (…)

Las específicas necesidades conceptuales de la psicología analítica, obliga a que los objetos de investigación pertenezcan a las llamadas ciencias del espíritu. En cuanto al lector, esta circunstancia puede crear confusión en mentes no informadas, dando lugar tanto a malentendidos como a usos de la obra de Jung muy alejados del propósito de su autor. (…)

Jung intenta probar la objetividad de la psique, la realidad del alma, mediante la observación de los fenómenos psicológicos definidos según las hipótesis y categorías conceptuales de la psicología analítica, atendiendo al orden general que puede expresarse en leyes. Elabora para ello su hipótesis central de un inconsciente colectivo –psique de la especie en cada individuo-, atemporal, aespacial y fuente del sentido objetivo. (…)

Como empírico, Jung intenta ceñirse a los fenómenos y tener muy presentes los presupuestos que determinan a priori nuestra captación del fenómeno. (…)

Octubre de 1953 (…) [escribe Jung a Pauli:] `Para mí significa mucho ver como nuestros puntos de vista se aproximan entre sí (…) No es ningún placer tener que pasar siempre por esotérico’. (…)

[Carta a Abrams -discípulo y colega de Rhine-, 1957] Al inicio de esta carta puede leerse la declaración de principio que siempre iluminó a Jung: `Como científico me guardo de especulaciones filosóficas y ante todo de conclusiones que sobrepasen las fronteras de la experiencia’.”

(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, La dinámica de lo inconsciente, OC vol. 8)

“[La] contextualización histórica es muy necesaria, pues permite asistir al despliegue del rumor –originado en un comentario lanzado por Freud en su Historia del movimiento psicoanalítico- que presenta a Jung como un compañero de viaje de los nazis debido al pretendido antijudaísmo que le llevó a `traicionar’ a Freud. Todo rumor, como ya señaló el mismo Jung en 1910, es un cumplimiento alucinatorio de deseos de carácter grupal que debe ser respondido desde la comprensión de su mensaje inconsciente y no desde la reificación del mensaje consciente y el antagonismo verbal.”

(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Civilización en transición, OC vol. 10)

“Que Jung encuentre en la alquimia el contexto de su propia contribución científica no ha sido bien comprendido en la historia de la psiquiatría, que sólo difícilmente ha aceptado el psicoanálisis clásico como parte de su bagaje. (…)

Puede verse entonces la articulación entre consciencia e inconsciente a lo largo de tres pasos en los que el yo se hace con su sombra, su contraparte sexual y su sí-mismo, que vive inmerso en el unus mundus.

Con la reflexión epistemológica que cierra este libro Carl Gustav Jung abre vías de investigación que orillan toda visión reduccionista de la psique. (…)

En la última edición de las Gesammelte Werke el volumen 14 no consta de dos sino de tres tomos, pues se integra Aurora consurgens, de M.-L. von Franz, del que Mysterium coniunctionis es la introducción. En la edición española no está incluido este libro por razones editoriales.”

(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española y Nota editorial; en: C. G. Jung, Mysterium coniunctionis, OC vol. 14)

“1933 Fue también para Jung el inicio de un calvario, al hacerse cargo, como vicepresidente honorario que era, de la presidencia de la alemana Sociedad Médica General de Psicoterapia tras la dimisión de Ernst Kretschmer. La transformación de la Sociedad en una asociación internacional, dado que Jung vivía en Suiza, permitió ofrecer un soporte a quienes, residentes en Alemania, eran perseguidos por las autoridades, generalmente, pero no sólo, por ser judíos.

Las delicadas negociaciones en esta difícil situación política dieron lugar a todo tipo de malentendidos, distorsionando gravemente la imagen de Jung, que será tachado de antisemita desde aquellas fechas. Sin embargo, basta recordar que en 1936 Jung publica `Wotan’, su análisis del fenómeno alemán, e incluso se da el caso del rechazo de Freud en 1938 a una ayuda para salir de Viena que, indirectamente y sin muchas esperanzas, promocionó Jung.

Freud no quería sentirse deudor de sus enemigos, comentó, aunque su casa en Londres la consiguiera gracias a las gestiones del analista junguiano E. A. Bennet.”

(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, Sobre el fenómeno del espíritu en el arte y en la ciencia, OC vol. 15)

“Las notas principales de la psicoterapia junguiana: El conflicto es fundamentalmente moral y no una enfermedad en sentido estricto, la relación terapéutica debe ser lo más simétrica posible y dirigida al acrecentamiento de la libertad y autonomía moral del paciente, considerando la transferencia según el modelo de la relación infantil, `inmediatez humana más allá de los meros valores sexuales’.

Frente a cualquier idea de superioridad por parte del analista, Jung señala, como volverá a hacerlo innumerables veces, que `el analista llega siempre con su tratamiento justo hasta donde ha llegado su propio desarrollo moral’. (…)

Jung es muy explícito en la justificación y aceptación de los diversos medios de ejercer psicoterapia y no deja de aplaudir tal diversidad. (…)

Las investigaciones con LSD han verificado la hipótesis de lo inconsciente colectivo y la nueva neurología ha localizado la fisiología del complejo. (…)

`La transferencia es el alfa y omega del psicoanálisis’. Este leitmotiv aparece varias veces en los textos de Jung. La cita que da título a este epígrafe está tomada de `El valor terapéutico de la abreacción’, el escrito más temprano de esta selección, pero también puede leerse en su libro póstumo editado por A. Jaffé, Recuerdos, sueños, pensamientos, y en La psicología de la transferencia. (…)

`La transferencia es el intento del paciente de establecer un rapport psíquico con el médico. El paciente necesita esta relación para superar la disociación’ [C. G. Jung]. Una `relación de confianza de la que depende en última instancia el éxito de la terapia. El paciente puede llegar a conquistar su propia seguridad interior sólo a partir de la seguridad en su relación con la persona del médico’ [C. G. Jung]. (…)

Jung presenta la transferencia fundamentada en el arquetipo de la coniunctio. (…) Jung añade a la concepción freudiana de la transferencia su contenido arquetípico. (…)

`Mi única regla del oficio es considerar el psicoanálisis como una conversación completamente normal y razonable, evitando asimismo cualquier apariencia de conjuro médico’, pues `el objetivo es educar al paciente de tal modo que cure por sí mismo y por su propia determinación, [según] los principios del tratamiento analítico, que quiere evitar cualquier violencia y dejar que todo salga del propio paciente’, en `el camino hacia la libertad que el médico debiera indicar a su enfermo’ [C. G. Jung]. (…)

`El médico cura, nolens volens, mediante su personalidad, esto es, sugestivamente’. En consecuencia, surge la necesidad del `análisis didáctico’, por el cual el médico `se someta primero a un proceso analítico, pues su personalidad es uno de los factores de curación’ [C. G. Jung]. (…)

`Ese fenómeno que representa la crux, o, al menos, the crucial experience de todo análisis más o menos completo, a saber: el problema de la transferencia, del que ya Freud dijo que es central’ [C. G. Jung].”

(Enrique Galán Santamaría, Introducción a la edición española; en: C. G. Jung, La práctica de la psicoterapia, OC vol. 16)